Más rojo que la bandiera rossa a la que tanto cantó el PCI, el partido comunista italiano, el tomate San Marzano es todo un símbolo en el país de la bota. Cultivado específicamente en la zona del Agro Sarnese-Nocerino, en la región de Campania, este fruto de aspecto alargado tiene un color intenso, una consistencia carnosa y un sabor dulzón y apenas ácido que hacen que su conserva, como esta de tomate pelado entero in succo di pomodoro, sea merecedora de su propia denominación de origen.
Sin ponernos tan puristas como los napolitanos, que consideran su salsa –con la mozzarella de búfala– el único ingrediente apto para su auténtica pizza, al San Marzano hay que reconocerle que aporta un sabor característico que no se consigue imitar agregando cucharadas de azúcar a nuestra salsa y mucho menos abriendo uno de esos indeseables, aunque prácticos, cartoncitos ya preparados. Resultado: lo que aquí sería una triste comida de estudiante a fin de mes se transforma, con él, en un plato tradicional reconocido a nivel planetario.
Molto facile e divertente
Suponemos que para perpetrar el genuíno sugo di pomodoro hace falta haber servido albóndigas durante años a la camorra, pero aunque nuestro currículum sea más anodino, podemos imitar su salsa gracias a estos tomates. Cocinados ligeramente, únicamente con aceite, y aromatizados con albahaca fresca al final consiguen un resultado ligero, que gana enjundia con se prepara, a fuego muy lento, con ajo y cebolla. Para nota, aprovecha estos tomatazos (y unas cuantas horas libres) para preparar, a fuego mínimo, pasatta, la pasta hiperconcentrada que dura semanas y que multiplica la fuerza de tu receta con apenas una cucharada.
Con esta base tendremos medio camino hecho para evocar nuestras vacaciones en Roma con parmigiannas, calamaratas o esa salsa boloñesa que en Bologna llaman ragú.
- Produzido por Mutti